Los discursos políticos han
legitimado las decisiones y acciones de los actores políticos, sin importar que
las políticas hayan sido efectivas o no. Es decir, el discurso político puede
crear una percepción de éxito o fracaso dependiendo del manejo de las técnicas
del mismo. En este sentido, puede que una política pública haya tenido
problemas en su formulación, implementación o evaluación, pero si la técnicas
del discurso político son bien manejadas un actor político puede crear una sensación
de éxito ante la población. En este sentido, es indispensable estudiar las
formas efectivas de transmisión de un mensaje, ya que puede construir la
percepción de triunfo al ser bien utilizados o derrota si una figura pública no
lo hace eficazmente, de ahí que se considera que estudiar el discurso político
es relevante.
Por
tanto, es importante describir y analizar los elementos y las estrategias del
discurso político, ya que al hacerlo de una manera efectiva ayuda a los
implementadores a desarrollar sus decisiones y acciones políticas.
La
segunda categoría a destacar es la
retórica religiosa, la cuál es relevante
porque la religión ha tenido un papel muy importante para las personas durante
siglos. La gente, sin importar el lugar
o el tiempo, por su naturaleza
curiosa hace preguntas de aquello que quiere saber y a lo que no siempre
pueden dar respuesta, es aquí donde la religión trata de dar una explicación más
o menos razonable a preguntas inquietantes y fundamentales de la existencia
como: ¿Quién es el ser humano?, ¿De dónde viene?, ¿Cuál será su destino? ¿Cuál
es el motivo o razón de su vida?
Estudiar la religión es importante por una singularidad de
motivos, ya que la misma busca dar sentido a la
vida y a la muerte de muchas personas o combatir el miedo a fenómenos
inevitables como el dolor, las enfermedades, la muerte. La retórica religiosa, en su forma de transmisión, es aquella que busca convencer a la gente a través de
símbolos religiosos en sus discursos, y permite generar en la quiénes la escuchan
una serie de respuestas como la
explicación de cosas que escapan a su comprensión. Además, los
fundamentos de una religión han estado estrechamente vinculados con las bases
morales de los pueblos y pueden incidir de manera directa o indirecta en el rumbo
del accionar de las personas.
En tercer lugar el estudio de los presidentes es significativo porque ellos son la cara visible del
órgano ejecutivo, son los responsables en un lugar y tiempo determinado de los recursos y el poder de decisión para ejecutar obras sociales. Representan
a la institución que se encarga de la recolección de los impuestos, y decide también
la forma en que se va a gastar ese dinero. El presidente como máxima autoridad de una forma de organización
social, económica, política soberana y
coercitiva, y tiene el poder de regular la vida nacional en un territorio y
población determinada, en principio representan su unidad y su continuidad ante
el Estado mismo y el mundo.
El presidente es el representante
de las relaciones internacionales y el centro del poder político interno. Sus
decisiones afectan de una forma u otra a otras personas o grupos de personas en
un territorio, él tiene la capacidad de decidir en pro o en contra de ciertos
de individuos en relación al resto que conforman el todo. De ahí la importancia de su estudio.
Por último, las tres categorías interrelacionadas
en el tema “Los elementos de
la retórica religiosa utilizados en los discursos políticos de los presidentes ” son importantes estudiarse, ya que la política y la
religión están intrínsecamente relacionadas. En ocasiones se presume que la religión y la política son
asuntos diametralmente opuestos, dado que el imaginario colectivo asume que a la
religión le concierne la espiritualidad y el alma del ser humano, y la política
las cuestiones netamente terrenales y materiales. Sin embargo, ambas coinciden en
varios puntos.
Las estructuras de las instituciones tanto
eclesiásticas como políticas dependen del funcionamiento de una burocracia que
implica jerarquías, por otro lado uno de los temas fundamentales en la religión
como en la política es el alcance del poder (divino y terrenal), las personas
reconocen que el bienestar superior del ser humano se puede alcanzar por medio
de estas instituciones. Ambas son proveedores de conceptos
tales como la igualdad o la dignidad, nacidos al amparo de experiencias sobrenaturales
o legales, además son proveedores de educación, salud, bienestar social, y en ocasiones los fundamentos doctrinales que usa
la religión pueden llevar a creer que pueden fortalecer a los líderes políticos
y viceversa. O´Donnel (2012) plantea
también que la religión y la política son instituciones sociales y
consisten en subgrupos, normas, y personas, que interactúan con entre sí, y a veces se superponen en sus funciones, o
incluso involucran a las mismas personas".
Muchas veces las demandas de la población no pueden ser llenadas
por las instituciones políticas y es aquí donde el discurso religioso ha
respondido a sus demandas, porque incompetencia técnica en lugar del religioso
aclamada autoridad moral, sobretodo en donde la
inmensa mayoría de la población se declara creyente (cristianos).
Según Mardones (1998) la “reconsideración del valor propio de la
religión, a la toma de conciencia del agotamiento del paradigma moderno y la
insuficiencia de una construcción política abstracta, que obvia cualquier tipo
de referencia cultural o axiológica. Este cambio de actitud evidencia algo
mucho más profundo, que de nuevo manifiesta el fracaso práctico de los
proyectos políticos modernos y la imposibilidad de diseñar esferas públicas
meramente formales” por consiguiente propone que quienes promueven la validez
de sus convicciones religiosas están necesariamente obligados a “traducir” sus
intuiciones al lenguaje secular. Y viceversa quienes promueven la validez de de
sus convecciones seculares están necesariamente obligados a “traducir” sus
intuiciones al lenguaje religioso.